Comedia y Holocausto: los aportes históricos de La vida es bella
Resumo
Una comedia narrando el horror de un pasado real parece, para muchos y a simple vista, un oxÃmoron. No obstante, un sobreviviente de Auschwitz, el escritor Jack Fuchs, dijo: âImagino que, dentro de pocos años más, todo lo acontecido será la visualización de una pelÃcula. (â¦) En este caso La vida es bella, comedia costumbrista y romántica, se convierte, de golpe, en âun manual de supervivencia en el infiernoâ. Claro está: el celuloide genera riesgos y el mayor de todos es tomar la pelÃcula como la realidad sabiendo que la Shoah desafÃa al arteâ. Surgen asà dos cuestiones: la importancia cada vez mayor del cine, que genera un desafÃo a la disciplina histórica como único modo legÃtimo de representar el pasado; y otra, que expresa dos grandes problemas de la representación cinematográfica del Holocausto: el de la adecuación o correspondencia entre el evento y su representación y el de los lÃmites de esa representación. La vida es bella (Benigni, 1997) reactualizó los puntos ya tradicionales de esas discusiones, como la estetización de la violencia, la cuestión de los géneros ânoblesâ, la validez o no del humor en el contexto del horror, entre otros. AsÃ, nos preguntamos, ¿qué podemos conocer sobre el Holocausto mediante esta pelÃcula? ¿Qué puede decirnos (históricamente) una comedia, costumbrista y romántica, que se convierte, de golpe, en un manual de supervivencia en el infierno? En este trabajo reflexionaremos sobre estas cuestiones a la luz de los aportes de Hayden White (2014), respecto de las caracterÃsticas formales de la comedia en la representación del pasado, y de otros autores que han trabajado profundamente el problema de la representación cinematográfica del Holocausto, tales como Aaron Kerner, Rudolph Herzog y Annette Insdorf, entre otros.
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